Cuando una persona recibe un diagnóstico de cáncer, su vida se da la vuelta. Por muy fuerte que sea, lo más probable es que sienta miedo, preocupación, incertidumbre… Casi todo el mundo tiene claro que es importante ofrecer apoyo a estos pacientes, más aún cuando se trata de alguien cercano (familiares, amigos, compañeros de trabajo…). Pero no todos tenemos claro cómo comportarnos o qué decir. A veces, incluso con la mejor intención, se hacen comentarios que al paciente no le ayudan nada.  Cada paciente es un mundo y necesitará cosas distintas, así que lo fundamental es que averigües qué necesita, pero puedo ofrecerte algunas pistas. He querido resumir en 10 puntos los consejos que considero más importantes para comunicarse con un paciente de cáncer.

  1. Si no sabes qué decir, no digas nada. Elige otra manera de demostrar tu apoyo. Algunas personas se ven incapaces de comunicarse con un paciente de cáncer. No saben qué decir, temen recurrir a tópicos y les preocupa cuál puede ser la respuesta del paciente. Si este es tu caso, no hace falta que digas nada. Pero sí te recomiendo que le demuestres al paciente de cáncer tu apoyo porque probablemente lo necesite. Es suficiente con un gesto, un abrazo, un guiño… cualquier forma de transmitirle que te importa. Y si te animas a acompañarlo con una frase, te dejo aquí la que creo que nunca falla: “Estoy aquí para lo que necesites”.
  2. Evita dar consejos y céntrate en ofrecer tu compañía. Este es el punto más complicado y, en mi opinión, más importante. Todo el mundo tiene algún consejo que darle al paciente de cáncer, empezando por los relacionados con la vida que tiene que llevar (“haz ejercicio”, “aliméntate bien”, “tienes que descansar”), pasando por remedios o pseudotratamientos que alguien les ha recomendado o que saben que les funcionó a otra persona y acabando con un batiburrillo de consejos que han visto en las redes sociales y que a saber qué fundamento científico tienen. El caso es que el paciente se tiene que enfrentar a un buen número de personas de su alrededor que les atiborran a consejos y que, además, muchas veces, no coinciden con lo que le transmiten sus médicos. Si realmente quieres ayudar al paciente, ahórrate los consejos y no le agobies con tus opiniones. Acompaña al paciente y transmítele cariño. Eso le ayudará más que cualquier recomendación.
  3. Intenta averiguar qué necesita el paciente y cómo le puedes ayudar. Este es el mejor remedio para evitar el error de los consejos que mencionamos en el punto anterior. Cada persona es un mundo y sus necesidades son diferentes. Antes de aventurarte a intentar ayudar al paciente de la manera que a ti te parezca, asegúrate de qué es lo que realmente necesita y ofrécele ayuda en eso. Los pacientes oncológicos generalmente necesitamos tranquilidad. La enfermedad genera una preocupación que absorbe nuestra energía y hacer que cualquier otro problema nos desborde. Cualquier gesto que ayude a reducir estrés será bienvenido. Tal vez puedas encargarte de alguna tarea que libere al enfermo y le descargue un poco de responsabilidades que ahora se le harán cuesta arriba.
  4. Escucha al paciente. No siempre apetece hablar de cáncer. Lo primero que se nos ocurre al encontrarnos con un paciente es preguntarle cómo está. Es lo lógico y me parece correcto. Pero, a veces, el paciente se encuentra con que todo el mundo le habla de la enfermedad —le cuentan casos similares, le dan consejos— y la conversación no sale de ahí. Piensa que muchas veces el paciente necesita desconectar y no le viene bien estar todo el día hablando de lo mismo.
  5. No transmitas mensajes pesimistas ni hagas reproches. Es mejor transmitir afecto. Cualquier persona a la que le diagnostican cáncer ya se ha planteado sola que la peor de las posibilidades puede ocurrir. No hace falta que se lo menciones. También sabe que la enfermedad puede volver a aparecer, conoce los efectos secundarios de los tratamientos y se le ha pasado por la cabeza cualquier aspecto negativo relacionado con la enfermedad. Por tanto, ahórrate cualquier mensaje pesimista porque no ayuda nunca. Y tampoco hagas reproches. Tal vez esa persona ahora se arrepienta de haber fumado o de no haber llevado una vida más saludable. Pero no es el momento de recordárselo. Ofrécele tu compañía, hazle saber que te importa. Eso le ayudará.
  6. Huye del lenguaje belicista y opta por términos sanitarios. Confieso que a mí nunca me ha molestado que me llamen “guerrera”, aunque también pensaba que me estaban atribuyendo un mérito que no me correspondía. Lo único que yo hacía era seguir el tratamiento que habían mandado mis médicos. Y ahí es donde quiero llegar. Un enfermo de cáncer sigue un tratamiento médico; no está librando una batalla. El hecho de “vencer” o de “perder la lucha” hace que recaiga sobre el enfermo una responsabilidad que no tiene. Si alguien no supera la enfermedad, será porque la pillaron demasiado tarde, porque el tumor era muy agresivo o porque el tratamiento no funcionó; pero el paciente no tenía capacidad de “luchar” más. Te recomiendo que para el cáncer emplees las mismas palabras que para otra enfermedad: curarse, recaer…
  7. Cuidado con los comentarios sobre la fortaleza. Otro de los mensajes frecuentes que recibe el paciente de cáncer es este: “tú eres fuerte”, “puedes con esto”. Y te aseguro que, por muy fuerte que sea una persona, es muy probable que no esté preparada para enfrentarse a un cáncer. Los pacientes oncológicos nos sentimos vulnerables, tenemos miedo, vivimos con incertidumbre. Y aunque lo abordemos desde la fortaleza y el positivismo, lo último que necesitamos es tener que demostrar nada a nadie. Por tanto, te recomiendo que cambies el mensaje para no dar por hecho que el enfermo es fuerte y, en su lugar, le ofrezcas tu apoyo en lo que necesite.
  8. “Todo va a salir bien”. ¿Seguro? Esta frase es posible que ayude a muchas personas. A mí me gustaba escucharla. Pero muchos pacientes la perciben como una falta de comprensión hacia la incertidumbre que están sintiendo. Los médicos te hablan de “pronóstico”, pero nunca te aseguran que todo va a ir bien. El enfermo nunca tiene esa certeza. Antes de usar esa frase, asegúrate de que la va a recibir bien. Y, en cualquier caso, no la uses para quitarle importancia a la enfermedad porque lo único que vas a transmitir es falta de empatía.
  9. No uses tópicos: “Estás guapa sin pelo”. Ningún paciente de cáncer se queda sin pelo por voluntad propia; es un efecto secundario de la quimioterapia. No sirve de ayuda recordar que el pelo crece o comentar que está guapo así. Son solo tópicos que usamos cuando no sabemos qué decir, así que vuelvo al punto 1: si no sabes qué decir, no digas nada.
  10. Sigue apoyando al paciente cuando acabe el tratamiento. El alta definitiva de un paciente oncológico no llega hasta que han pasado cinco años sin enfermedad. Casi todo el mundo piensa que, cuando acaba el tratamiento, ha pasado todo y la persona recupera la normalidad. Nada más lejos de la realidad (ese tema merece un post aparte que llegará pronto). En muchos casos, el fin del tratamiento conlleva un bajón psicológico en el paciente. Y, además, quedan por delante 5 años de revisiones en las que es posible que haya sustos y el paciente tenga que enfrentarse al temor a una recaída. En esa nueva etapa son muchas menos las personas que siguen pendientes del paciente y continúan mostrándole apoyo. Hazlo tú y le ayudarás mucho.

Estos son los diez puntos que, en mi opinión, son los más importantes para comunicarse con un paciente de cáncer. Es conveniente recordar que cada persona es un mundo y que la comunicación no es una ciencia exacta, así que lo que funciona en un caso puede no funcionar en otro. Al hilo de esto, voy a compartir una excepción que viví. Un amigo mío perdió el pelo por su tratamiento de quimioterapia. Fuimos varios los que pensamos que realmente estaba más guapo con su nueva imagen y así se lo dijimos. Confieso que me salté el punto 9, pero en este caso no era un tópico: lo pensaba realmente.

Si conoces a algún paciente oncológico o has tenido esta enfermedad, me gustaría que me des tu opinión sobre cómo comunicarse con un paciente de cáncer. Seguro que con otros puntos de vista podemos enriquecer el post. ¡Te leo en comentarios!